domingo, 11 de mayo de 2008

GLOBALIZADOS: UNOS POCOS.

En nuestro país el sector agrícola siempre es el más vulnerable de toda la economía. Actualmente nuestro gobierno pretende ayudar a los agricultores con “semilla mejorada y dos quintales de abono” que no sacarán a ningún campesino de la extrema pobreza que vive. Además, el producto entregado no es representativo a la de todo el sector necesitado.

No existe ningún esfuerzo donde se ayude al agricultor instruyéndolo en las nuevas técnicas para las siembras. No hay ninguna entidad gubernamental que les otorgue créditos con intereses bajos y que les proporcione dinero para comprar instrumentos, abonos orgánicos de buena calidad, formas de riego tecnificado para que puedan competir con los grandes agricultores. Simplemente tenemos un gobierno que busca marcar diferencia entre patrono y peón.

Esto no es nada nuevo, desde la colonia la agricultura está marcada por injusticias que hacen denigrante, muchas veces, la vida en el campo. Donde no se tiene acceso ni a los servicios básicos.

Es acá donde me pregunto. ¿Qué no vivimos en un mundo globalizado? Lastimosamente solo unos cuantos pueden decir sí. Los dueños de las maquilas, los grandes empresarios de servicios públicos y algunos políticos que tienen recursos para integrarse a este mundo. Pero no es así para el empleado, el peón de la tierra, el y la maquilera que es explotada todos los días.

En El Salvador se está haciendo un esfuerzo en buscar tecnificar la industria. Pero, lastimosamente en este intento ocurren elevadas desigualdades ya que sólo algunas han buscado la forma de tecnificarse y una de las que más ha crecido es la de textiles. Esto es bastante evidente, ya que cada vez hay menos tierras y más fábricas de ropa china.

domingo, 4 de mayo de 2008

El Proceso de Modernización

Vivimos en una época nueva, nueva no sólo porque en ella se haya transformado la sociedad, sino también porque la misma sociedad ha ingresado a un nuevo proceso de transformación. Esta continuidad del cambio, de la mutación histórica, de la desaparición de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo, es el rasgo dominante de la sociedad moderna, organizada apenas hace dos siglos, pero dotada de tan grande potencialidad innovadora que sus propios logros parecen efímeros ante la realización de otros que se precipitan inconteniblemente.

Los innumerables cambios que ocurren en una sociedad para que ésta se convierta en moderna constituyen lo que se llama proceso de modernización. En la época actual, es la tendencia global que siguen todas las sociedades del mundo y puede afirmarse, casi con absoluta certeza, que no hay país que se sustraiga de esta corriente.

Sin tener en cuenta, por el momento, los tipos y vías de modernización que ha experimentado la sociedad, puede afirmarse que la lucha por lograrla es el empeño fundamental de la época actual y se ha convertido en la aspiración dominante de los pueblos, en un "tipo especial de esperanza". La complejidad del proceso de modernización y las distintas formas que ha adoptado, siguiendo las peculiaridades históricas y estructurales de una sociedad u otra, implica, en el fondo, el eslabonamiento de tres aspectos inseparables: el desarrollo económico, los cambios estructurales de la sociedad y la vigencia real de formas políticas de gobierno que satisfagan las metas del desarrollo económico y social.

La concurrencia simultánea de estos aspectos implica que los mismos actúan de manera congruente. Así, el desarrollo económico no se da exclusivamente por la acción espontánea de los factores económicos de la producción y la distribución, sino que a él concurren decisiones políticas que consideran los niveles de participación de los distintos sectores de la estructura social.


Hoy en día es posible realizar profundos cambios en las estructuras inoperantes de sistemas sociales arcaicos y evitar la ruta de modernización capitalista. Son muchos los países que, saliendo de las coordenadas coloniales o semicoloniales en que se desplazaban su sociedad y su economía, pueden conformar modelos no capitalistas de modernización que tienen amplias posibilidades de desarrollo.
La experiencia histórica de decenas de pueblos del llamado Tercer Mundo muestra la validez de esta afirmación. Países donde se conservaban sociedades precapitalistas, con formas sociales de organización tribal o con estructuras feudales sacralizadas por profundas reglas religiosas, dieron un salto extraordinario en el camino de la modernización.

En todos los países dependientes, la modernización ha favorecido sólo a ciertos sectores de la producción económica y ha generado lo que las ciencias sociales llaman capitalismo periférico, cuyos rasgos se condensan en las desigualdades sectoriales de la productividad en las economías de enclave, en la imposición de técnicas de producción, en la desigual división internacional del trabajo y del saber, en el predominio del capital extranjero, en la estructura deficitaria de la balanza de pagos, factores todos ellos que condicionan un desarrollo desarticulado, desigual y vulnerable.


En el cuadro general de la modernización se menciona especialmente a los países latinoamericanos. Se indica que ellos ya participaron de este proceso a partir de mediados del siglo XIX, después de que una gran mayoría de ellos obtuvieron su independencia política liquidando en forma definitiva su status colonial. Este hecho, encuentra su contrapartida en el reforzamiento de los actuales mecanismos de dependencia modernizante que, con diferencia de grados, afectan de manera global al subcontinente americano. Tanto los modelos de crecimiento "hacia afuera" como los de crecimiento "hacia adentro" (que son las principales variantes del proceso de modernización en América Latina) no han logrado los objetivos básicos para construir sociedades modernas, industrializadas y soberanas.