Los medios de comunicación tienen un gran poder para influir en las conciencias de los ciudadanos y para estar más cerca de ellos que los gobernantes. Generalmente cuentan con una enorme credibilidad por parte de los ciudadanos, por lo que uno de sus papeles debería de ser mediar entre la sociedad y el gobierno.
Ocurre, en ocasiones, que quienes dirigen el medio tiene otras aspiraciones, principalmente de formar parte del poder político, por lo que aprovechan su influencia para lograr este objetivo. Lo pueden hacer de muy diversas maneras: mediante su relación con el gobernante en turno, por su influencia en los círculos de poder, o por integrarse a un partido político y apoyarlo a través de los espacios de su medio.
Los medios de comunicación tienen el deber de informar los acontecimientos de interés público; y la sociedad, de exigir veracidad en los contenidos, honestidad y respeto, tanto para si misma como para sus instituciones, con la finalidad de promover valores que favorezcan su desarrollo. En cuanto al sector político, éste con frecuencia busca la manera de difundir su información a través de otros canales más directos y democráticos hacia el ciudadano, además de los medios tradicionales. Por lo tanto, la información que se presente en los medios se deberá equilibrar de tal manera que permita crear una comunidad informada sobre su acontecer, sin sobrepasar los limites de responsabilidad y los roles que le corresponden a ellos y al poder político.
Es difícil imaginar hoy una sociedad sin medios de comunicación masivos. En la actualidad no podemos sustraernos a su acción. Pero sus funciones deben estar orientadas hacia la verdad y el bien común, más allá de intereses particulares. De hecho toda la actualidad de la vida pública debe estar apoyada por los medios.
Los medios de comunicación masiva no son necesariamente transmisores de verdades, sino referentes. El alto grado de confiabilidad que sus auditorios les otorgan les hacen parecer como los dueños absolutos de la verdad o, por lo menos, como que su función representa verdades incuestionables. Sin embargo, debe ser el receptor quien analice con sentido crítico el contenido que percibe a través de ellos, con la finalidad de aplicar su criterio de veracidad, otorgándole la importancia y trascendencia que le corresponden.
En ellos esta presente el carácter público, entendido como valor político de la información. El periodista es protagonista central a que le corresponde la observancia de los principios éticos. Sin embargo, debe ser el ciudadano el más obligado a vigilar y a exigir que los medios de comunicación, y quienes intervienen en ellos, se manejen de manera sana, responsable, y equitativa, pues muchas veces el periodista recibe presiones que pueden modificar negativamente su empleo, familia y desarrollo personal.
Valoraciones finales respecto a la información:
Considero que todo ser humano tiene derecho a informarse y a comunicar sus opiniones.
Hay que procurar que la información que se presente sea veraz, conforme a los hechos, sin que supriman, alteren o falsifiquen los datos.
Hay que presentar solo hechos que puedan ser probados debidamente. Evitar la información no comprobada y no publicar asuntos o datos falsos o incorrectos.
No mezclar entre si hechos, opiniones e interpretaciones.
Respecto al comunicador:
Tiene que tener conciencia del poder instrumental de la información para influir en las masas. La información es un derecho del ciudadano, no del periodista en particular
Debe evitar intereses contrarios al interés general. No debe confundir el oficio de comunicador con el de publicista o propagandista.
Debe de defender la libertad de información, de comentario, de crítica y de difusión.
Debe colaborar con la democratización de la sociedad y el respeto a los derechos humanos.
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